lunes, diciembre 01, 2008

Payuelas. Episodio I


"... entonces yo sola me cuento un cuento... y tú no regresas nunca más".
(Luciana, molestasa)


La última semana de agosto del corriente, en Luciana empezaron a erupcionar puntos rojos que no se esclavizaban con ninguna cremita boba de mamá. Hecho contagioso que no podíamos esconder tratándose éste de un bloJ más contagioso aún y que, lo advierto, no le tiene miedo a ningún virus que venga del ambiente enrarecido en el que nos ha tocado vivir.

Dicen que uno se debe alegrar si a un niño lo acosan estos males cuando aún no ha dejado esta etapa. Ya de jóvenes y/o adultos resulta tortuoso pasar por esta enfermedad: la varicela. Pero es sumamente terrorífico cuando ves a la niña en cuestión (en este caso, Lu) rascarse y resobarse los granitos para luego relamerse las heridas que se hace involuntariamente o quejarse más (como sucedió los días primeros). Tal vez si le aparecía en unos años más le hubiera sido más fácil contenerse y aceptar mis consejos de “si te pica, no te rasques, sólo hazte cariñito con las yemas de los dedos”. Obedecer eso, a sus cuatro prematuros años, parece imposible.


En mi caso, estoy seguro que he padecido tal enfermedad dos veces en lo que va de mi vida. No miento, dos veces se me ha diagnosticado, dos veces se me han manifestado esas manchas a nivel de la epidermis (no sabiendo yo cual fue la verdadera). Tal vez deba expandirme un poco más en esto para no quedar como un mentiroso pero creo que bastará con este escueto párrafo. Ahora, si pienso que dos veces la he tenido, es posible también que no la haya tenido nunca. Eso sólo lo sabré en 15 días más, cuando el virus
Varicelus luscianita haya incubado perfectamente en mi ser.

DÍA I

Jueves. Ese día Luciana tuvo cita con el doctor. El programa se llama “Niño sano” y, al parecer, no estaba tan sana como se le veía. Bah!, Y ¿quién lo está?

DÍA II

Viernes. Salió temprano del colegio pero no la pude ver más que en el almuerzo. Ella estuvo viendo tele echada en la cama. Luego me desaparecí hasta la madrugada y no puedo dar testimonio de las actividades lucianíricas de este día.

DÍA III

Sábado. Desperté a las once pero desde las ocho había escuchado la televisión prendida en Discovery Kids porque Luciana veía sus dibujos extasiada (que me parece una mala costumbre). Le dije para jugar “La niña que va al doctor porque tiene varicela”. Yo me ofrecí como “la niña” y a Ella le dije que sea la doctora pero Ella, aguafiestas, me dijo que no. Horas después:

–Yo quiero que me contagies –– le dije y pegué mi cachete al suyo––.
–Noo tú ya has tenido –– me salva Ella––.
–Ah sí, yo ya tuve. Entonces te puedo dar muchos besitos –– y la ataqué––.

DÍA IV

Domingo. Todavía con sueño, interrumpí mi reposo a las 9 am para ver
Mulán. Mi cuarto es oscuro, y a esas horas aún más. Luciana estaba a mi costado. No acabamos de ver la película porque cambiamos de canal. Cuando nos levantamos y fuimos a un lugar más iluminado constaté que los gránulos rojos se habían multiplicado en el acaramelado cutis de Luciana, alojándose como hormigas en su frente. En la tarde, sentí una picazón a la altura del fémur. Era por un grano hipopigmentado que me hizo dudar, ¡no puede ser!, es muy pronto, carajo.

DÍA V

Lunes. Era día de cole pero para Luciana era semana sin cole. Es mejor que no se mueva de la casa ya que en su cole no la podemos controlar si se quiere rascar. Aclaro eso, porque no es que queramos proteger a sus otros amigos de la varicela. En verdad, el brote en su salón había empezado con su amigo Luis Guillermo, él es el culpable.

Esa mañana, Steyci, la vecina de 7 años se quedó con Luciana porque su movilidad no había llegado y su mamá no estaba. Ella me parece muy chinchosa, lo único que hizo fue acusar a Luciana por meras tonteras(
señora Luciana ha dicho lisuuuras, dice Steyci); luego Luciana se contagia de su afán acusador. Por la noche, me di cuenta que Luciana era más tranquila de lo que pensaba, no era una niña pruriginosa y solo necesitaba una cremita Fenistil Gel para pasar una noche como cualquiera: volteando y desvolteándose en su cama.

DÍA VI

Martes.
Hoy he jugado con mi muñeca, también he abierto la puerta, he escuchado mucha música, también he jugado. Mi mamá le compró (ropa nueva) a mi bebé, me cuenta porque no pasé el día en la casa. Llegué en la noche y el equipo estaba prendido con una canción cumpleañera, supuestamente era el cumpleaños de su “hija” (muñeca “Doctora Gaby”), era todo evidente, pero cuando se lo pregunté, Ella me lo negó. Fue una buena idea celebrar el cumpleaños de su muñeca, una buena forma de escapar del aburrimiento. Un rato más tarde, en su cama me contó hoy fue el cumpleaños de mi hija.

-Y ¿por qué no me dijiste antes?
-Porque me olvidé.
-Ahh, eso es muy grave.

DÍA VII

Miércoles. Según la enciclopedia wiki por estos días ya debería empezar a desaparecer las payuelas pero yo recién veo que han cicatrizado exitosamente. Hasta hoy, conozco tres gránulos que han sido decapitados por Ella misma. Dos de los cuales están a la altura de su frente y el tercero en su blanco pechito.

DÍA VIII

Jueves. Podría sacar un post entero de este día. Y es que sucedió algo que con Lu me ocurre cada vez que quiero estudiar: no puedo. Estuve toda la tarde traspapelado y confundiendo los significados de la virtud aristotélica gracias al libro primero de Ética Nicomaquea y a las innumerables interrupciones de mí hermana menor con varicela. Felizmente pude aprobar el examen esa tarde (tal vez el parecido de la jefa de práctica con
Kirsten Dunst ayudó mucho a elaborar una definición más argumentada de lo que es la Virtud). Esa noche, Luciana se durmió conmigo escuchando suavemente la pegajosa YMCA. Y baste con lo dicho sobre estas cosas de este día octavo, como decía el viejo Aristóteles.

DÍA IX

Viernes 5 de setiembre. Cumpleaños de la prima Edith del Carmen (EdiCarmen). Para una niña con varicela es peligroso salir a la calle ya que en ese período tiene las defensas rebajadas (casi tanto como la selección peruana) y cualquier exposición sin el cuidado debido puede desatar una serie de complicaciones que de pensarlas se ven ridículas siendo algo que se puede prevenir. Al menos así me explicaron el porqué de que Luciana no pudiera ir a celebrar con su prima que cumplía quince ese día. Sin embargo, bien abrigada, Luciana logró colarse en la reunión familiar que hizo Edicarmen, la niña que ya no lo era (y hace tiempo). Jugando al Wii y peleando con Lu por el uso de uno de los controles noté que una costra estaba colgando. Le avisé a mi madre y ella me dijo
ya está en los días que se le tiene que caer.


To be continued...
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En un par de días cuelgo la última parte. Estos son días de examenes insolentes e impasables.

2 comentarios:

  1. primera vez que paso por aquí, me parece super lindo el cariño que le tienes a tu hermana, bah! ya quisiera tener un hemano que em trate así..
    en fin, cuídala ,mucho que bueno que ya termina con la varicela, yo la recuerdo y fue horribleee!!

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  2. hola cositaseria, la voy a cuidar... de mí. Espero verte mucho por aca, un beso.

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"vete de aqui, vete de aqui" (Lu dixit)

 
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