sábado, abril 04, 2009

Arcadas



“Hoy día me cuentas un cuento pero hasta que tú te duermas”

(Luciana, cinco años, retándome a, por primera vez, vencerla y no dormirme primero que Ella)



Era una noche de invierno. Relatábale un cuento a Luciana para que sueñe mejor y despierte no tan colérica. Pero, como pasa siempre, me derrotó y el que se entregaba mansamente al descanso era yo. Ella seguía moviéndose como una lagartija, desordenando a su paso las fundas, los cobertores y los peluches con los que duerme. De pronto, Lu se sentó y dijo…

-¡Quiero vomitar!

El sueño escapó de mi cuerpo y supe que tenía unos pseudo-segundos para decidir qué hacer desde lo alto del camarote. Si ponía mis manos, como quien recibe una hostia para luego ponérsela en la boca, no podría haber abarcado todo lo que se venía en mis diez deditos soñadores. No podía pedirle a nadie que trajera alguna bolsa o el “trono” de Lurululú porque no llegaría a tiempo. Luciana estaba al lado de la pared y su cara indicaba que no faltaba nada. Era ahora mismo, y el ahora mismo, por lo que vi, se me iba escapar. No hubo tiempo ni para las arcadas. La sujeté fuerte y la pasé por encima de mí. Derramó un poco de líquido blanco en mi chompa y todo lo demás empezó a caer al piso de cuadritos del dormitorio. Tenía la cabeza al aire y Romina vino a “tomarle foto a la situación”, porque al principio no hacía mucho. Mi mamá fue la que llegó con un bacín para que Luciana siga depositando todos los líquidos de su volcánico estómago ya no en el piso.

No paraba de vomitar, una y otra vez repetía ese concierto acuoso. Puse mi mano en su frente, cuidando de no mancharla con mi chompa que no se salvó. Ya me preocupaba que no se detuviera. Ni yo, en mis mejores épocas de vomitador, ora de niño ora de borrachín, había regado tanta bilis en ningún ambiente de la casa.

(Como esto lo va leer mi hermana Romina tengo que confesar que he tenido dos momentos vergonzosos en la casa por este tema. Los dos sucedieron con las primeras juergas inacabables a las que asistí. La primera, dejé un pedazo de mi espesa humanidad al costado de un mueble de la sala y la segunda derramé mis mucosas en el lavabo. Lo raro de eso es que quedé dormido de pie, como los gallos, junto a ese efervescente líquido).

Lo que me hace pensar en la fatalidad del vómito. Cuando este viene de un momento a otro uno tiene que decidir qué manchar. Qué no manchar. A quién bañar y a quién no. Ordenar las ideas sin ayuda del tiempo, de un momento a otro, y listo, la embarras: es un drama con gutural dolor de por medio. No hay culpas luego (además que generalmente el que vomita no es el que limpia porque pobrecito alguna afección tendrá).

Luciana se calmó un rato y luego volvió a pedir ayuda. Rápidamente la jalé para que siguiera votando pero Ella me dijo no, solo quiero escupir, cof cof, juap shup!

Cuando estuvo mejor, me dispuse a seguir con el cuento, que era un cuento ya repetido (y no por eso el mismo). Pero no pude continuar: Quiero vomitar, le dije. Ella puso cara de espanto pero me reí inmediatamente para no preocuparla y Ella me siguió.

Un rato después le contó a mi papá y a mi tío. He vomitado, decía; lo raro es que apenas empezaba a pronunciar esa frase ya le daban ganas de llorar. Como si hubiera hecho mal en embarrar el piso (que tan limpio no estaba) cuando no tenía la culpa. Si estaba mal pues que vomite, y que vomite donde sea y que manche algo valioso, como su cama, o algo devaluado, como a su hermano. Apenas se ponía llorosa yo hacía que dibujara una sonrisa con el argumento: pero qué impooooorta.

Mi mamá le dijo, porque mamá sabe mejor, la próxima ya sabes, avisas un poco antes que tu barriguita te está molestando para estar preparados. Luego yo le pedí:

-Ya sabes Lu. La próxima vez que quieras vomitar, porfa, no vayas a manchar mi rostro, solo eso te pido, si quieres embárrame la chompa o el pantalón pero mi carita no ¿ya?

-¿Y si te mancho el cuello? –preguntó como para saber los límites-.

-Ya, normal. Pero mi carita no.

-Ja ja ja

Para seguir con el jolgorio, y olvidar los vómitos, empezamos con la sección “Imagínate que…”

-Imagínate que abajo, abajo hubiera estado papá y le tirabas todo el vómito encima de su cabeza calva –empecé-.

- Ja ja ja o imagínate que mamá estaba debajo, cambiándose y todo le caía.

-O que Romina estaba abajo con la laptop y fuaaá le caía todo en el teclado.

-Jajajaja – reímos juntos, aunque esa última broma, de ser verdad, le pondría punto final a este bloJ.

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[pD. El martes 31 de marzo, Luciana cumplió cinco años. Dos veces: en su cole le cantaron "Happy birthday" y en la casa, en una pequeña fiesta, rompió una piñata informe: así que, si hacemos la suma, 5 + 5 = cumplió diez. Y así va creciendo. Qué bueno, qué bueno.]


7 comentarios:

  1. ohhhhhh lu ...io tambien lloraria con eso ..no es muy bonito...vomitar ...huakala...veo q vos sos mas valiente q io ...ja para la proxima dile a reiner javier galan de televisa q siga poniendo las manos un beso sanate pronto

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  2. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS LU!

    Reii querido me mudé de casa y ahora tengo web propia, te pido que por favor cambies el enlace que tenías a mi blog por mamadedoschancletas.com

    Gracias! Un abrazo,

    Lu
    Mamá de DOS chancletas
    mamadedoschancletas.com

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  3. pero no impoooorta. no importa nada. y francamente con vómito y todo, lú sigue siendo mi ídola, mi heroína.

    Feliz cumple atrazado lú.

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  4. que bueno que bueno, me hiciste quedarme con la canción. bien ahi reinercillo. tenes un premio en mi blog. pasa x ahi a verlo nomas. contemplalo y sientete orgulloso. o no

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  5. Me encanta leerte y pienso en còmo se sentirà Lu cuando sea mayor y lea todo esto. Sos un sol, besos eternos, amigo mio.

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  6. Regalito en mi blog, te espero. Besos lascivos

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  7. Pongo mis manos hasta en el fuego por Luciana. Jennifercita. ¿Cuando escribes otra vez? Por otro lado, me hubiera gustado ser Fernando Colunga. Nunca más diré eso.

    Lucerín, como me decían los gringos del McD: I got. Gracias por el saludo.

    Ya lo contemplarás tú en el siguiente post, Robby Rojas Arjona. Pasa todos tus cursos para ser promo, yo ya no jalaré porque llevo dos. Abrazo arjoniano.

    Lasci cariñosa, te consagras como siempre. Te debo uno anterior (Corazón partío) y ahora este (El dardo). Igual, me dejas pensando en la naturaleza de estos premios. Un abrazo de este guachinango frito.

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"vete de aqui, vete de aqui" (Lu dixit)

 
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