lunes, febrero 09, 2009

Alumbramiento: el día que no vi a Lu.

Antes de Lu

Miércoles treintiuno de marzo de 2004 (año cero de la era Luciana). Recuerdo que esa noche Perú perdería un partido de fútbol con Colombia. Todavía estaba atento al televisor que me castigaba. Muchas horas antes, pero ese mismo día, Luciana ya estaba en el Perú. Haciendo caso a las coordenadas siempre lo estuvo, pero el vientre de mi madre, ese lugar tan cálido, no pertenece al Perú: en cierto sentido, hasta lo puedo reclamar como mío (y mis hermanas también).

Yo, como quién todavía no tiene hermana menor (pues ya tenía mayor), me dejaba atrapar por la rutina diaria: al día siguiente, el uno de abril, debía ir al colegio. Y para esa noche del 31, era el único en la casa que no conocía a Luciana: mi viejo, mi hermana y mi tío, quienes viven conmigo, ya habían pasado por el hospital Edgardo Rebagliatti para visitar a mi agotada madre.

Por esos antiguos días era menos despreocupado que estos tiempos. Me habían repetido tanto que era bueno en las matemáticas que yo, feliz, me lo creí. Cosa errada, nunca he sabido calcular muchas decisiones ni planes en mi vida. El día que Lu nació, tampoco supe medir lo que comenzaba.

Había vuelto del colegio y mi papá llamo a la casa: nos pedía, a Romina y a mí, que llevásemos un maletín con cientos de cosas para que mi má pase mejor la noche en ese lugar de partos. Fue lo que hicimos, aunque con hospitalaria dificultad por parte de los empleados del lugar.

Tal antiguo hospital tiene tres entradas: la de emergencias, la de pacientes internos y la de velorios. Conozco mucho la primera porque soy un chico enfermizo y la he cruzado un par de veces al año (cada año de mi vida). Intentamos por allí, pero los agentes de seguridad (dos hombrecitos vestidos sospechosamente de marrón) nos negaron el paso: será que el maletín que cargábamos les parecía una bomba, no sé. Ni Romina ni yo portábamos documentos, en ese sentido, y a pesar de aparentar mucha responsabilidad y preocupación por la madre que decíamos tener internada adentro, teníamos los mismos pocos derechos y accesos que Luciana, de unas horas de nacida para esos momentos.

Intentamos por la siguiente puerta, la de pacientes internados. Romina, de casi 18, hacía las gestiones para ver como podríamos entrar. Era la más preocupada, yo cargaba el maletín. No sé qué tanto negoció, qué cosas dijo y ofreció a cambio (no quiero pensar en que les bajó un billete, mi hermana no hace eso... yo sí lo haría) pero los agentes se conmovieron.

Igual, no tenían autorización para dejarnos entrar sin documentos; haber espere un momento, nos engañaban. Afortunadamente, encontramos a una señora que decía ser doctora o enfermera, una de dos, tal vez nos engañaba pero por lo menos tenía contactos dentro del Rebagliatti y eso nos interesaba.

Ella nos entendió, habló con unas cuantas personas y listo. Íbamos a entrar, no, chico tú no entras, sólo ella, decía el agente de seguridad señalando con el índice a Ró. Uhmm, Pucha. Algo molesto, le di el maletín a mi hermana y ya yo te espero aquí.

Me quedé recostado entre el muro y las rejas plomas de ese colosal hospital, lejos de la numerosa cola de visitantes (cada uno, seguramente, con una historia más penosa que la del siguiente). Intentaba pensar en cómo es que era mi hermanita nueva: si fue o no parto natural, cuánto habría pesado y medido, a quién se parecía, si acaso había llorado copiosamente por dejar la placenta calientita, si tenía suficiente espacio en la incubadora, si ya estaba envuelta en el rosado que ahora sé que le encanta, o en una fundita blanca no más. Ese primer día no la ví, la imagine y corto me quedaba.

Después de Lu

Uno o dos días después, mi madre llegaba junto a mi pá. En sus brazos yacía Luciana chuponeando, como mandan los instintos, los pechos semi-descubiertos de mamá, que para los proximos meses iba a estar secuestrada.

La recostaron en la cama, sobre una frazada ¿rosada?, eso ya no lo recuerdo. No entraba en sus ropas pequeñitas, su gorro le quedaba grande y la chompita, a pesar de ser chompita, tampoco tenía su medida oficial. Luciana era la fragilidad encarnada: bastaba con palpar detrás de sus orejas, en la nuca, para sentir a la suavidad, tambien hecha carne. Mi nuca, comparada con la suya, era una piedra y seguro estaba llena de sudor.

Pero nada me sorprendía más que sus dedos larguiruchos y prestos a despellejarse. Eran diez dedos que no cogían más que el aire pero, ya prensiles, se cerraban y abrían sin atender su voluntad (que si la tenía, esta se ceñía a dormir, chuponear y llorar... hasta allí llegaba su voluntad esos primeros días de abril que me dediqué a observar sin pausa sus dedos de ballet: atléticos y armoniosos sin fín).
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Up-load: Y corto me quedé. Una amiga anónima, que no quiere dejar de serlo al parecer, me ha pasado una canción que queda para la historia: "Canción de Cuna" de Los Piojos, una banda argentina. Como ella dice: escúchala.

5 comentarios:

  1. Lindo post,me hace recordar a cuando llego mi hermosa y traviesa Nicole y si estos angelitos y nosotros ni imaginamos siquiera que en un suspiro nos cambiaron el mundo...pero mientras cambia io solo quiero quedarme aqui con ella...
    Este post me hace recorda a una cancion de los piojos "Cancion de cuna" escuchala http://www.youtube.com/watch?v=M9V1bg0LJ-A

    PDT: Un beso a lu y feliz 14

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  2. Reii: siempre tan dulce, tan tierno, me conmueven tus relatos, sos una persona tan especial, tanto amor para Lu, tanto amor en tus palabras y tan bien contado que siento que vivì minuto a minuto con vos.
    Bellìsimo.
    Beos lascivos

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  3. Este es un post de comentarios lunfardos.

    Gracias por el aporte, Anonima. Voy a ligarlo en el post. Abrazos brasileños a vos y a Nicole.

    Hola querida Lasci, me tome la libertad de linkearte en el blogroll con el titulo de "Los deseos del bife rioplatense" (tengo esa mania de cambiar las cosas), si te parece inexacto mi titulito me avisas. !Quiero ir a tu pais!, un beso gordo por pasar siempre.

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  4. Esta bueno el nombre (bife de lomo? no te gusta. o de nalga? depende tus preferencias jajajajaaaaaaaaaaa)
    Tenès un regalo en mi blog
    Besos siempre.

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  5. 31 de marzo :o

    osea, ella es aRieS.

    jajaja, la qe te esperaaaaa

    Todas las arianas SOMOS UNA DIVAAAAAAAS muajajaj

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"vete de aqui, vete de aqui" (Lu dixit)

 
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